ORIGINAL
Theoretical-strategic conceptions of the values formation process in stomatology students
Concepciones de carácter teórico-estratégicas del proceso de formación de valores en alumnos de estomatología
Rosa María Montano-Silva1
*, Yoneisy
Abraham Millán1
*, Bárbara
Zenaida Pérez-Pérez1
*
1 Facultad de Ciencias Médicas Isla de la Juventud. Isla de la Juventud, Cuba.
Citar como: Montano-Silva RM, Abraham-Millán Y, Pérez-Pérez BZ. Theoretical-strategic conceptions of the values formation process in stomatology students. Odontologia (Montevideo). 2024; 2:111. https://doi.org/10.62486/agodonto2024111
Enviado: 28-11-2023 Revisado: 21-04-2024 Aceptado: 15-08-2024 Publicado: 16-08-2024
Editor: Lourdes
Hernandez Cuetar
Autor para la correspondencia: Yoneisy Abraham Millán *
ABSTRACT
Introduction: in this research, by analogy to the definitions of knowledge and skill invariants, the concept of value invariants is defined, it is based on the fact that responsibility, solidarity, industriousness and dignity constitute the value invariants.
Development: a pedagogical strategy for the formation of values in students of the Dentistry career is presented, which consists of five stages and actions in each of them, which is conceived in two dimensions; The first is the teaching, in which, on the basis of the logic and components of the educational teaching process, a hierarchical treatment of values is suggested, on the basis of which is the systematization of the value invariants and, on this, the proposes to address the rest of the values of the social assignment; The second dimension is the extra-teaching dimension, in which the modes of action of the values to be formed in the social activity of the students can be valued in greater richness.
Conclusions: the fact is revealed and argued that responsibility, solidarity and industriousness make up a dialectical triad, which on the axiological level becomes the driving source of the value formation process, while dignity constitutes the cell of said process.
Keywords: Value Invariants; Pedagogical Strategy; Stomatology Students.
RESUMEN
Introducción: en la presente investigación, por analogía a las definiciones de invariantes de conocimiento y de habilidad, se define el concepto de invariantes de valor, se fundamenta que la responsabilidad, la solidaridad, la laboriosidad y la dignidad constituyen los invariantes de valor.
Desarrollo: se presenta una estrategia pedagógica de formación de valores en estudiantes de la carrera Estomatología, que consta de cinco etapas y de acciones en cada una de ellas, que se concibe en dos dimensiones; la primera es la docente, en la cual, sobre la base de la lógica y los componentes del proceso docente educativo, se sugiere un tratamiento jerarquizado de los valores, en cuya base está la sistematización de los invariantes de valor y, sobre esta, se propone tratar el resto de los valores del encargo social; la segunda dimensión es la extradocente, en la que puede valorarse, en una mayor riqueza, los modos de actuación de los valores a formar, en la actividad social de los estudiantes.
Conclusiones: se revela y argumenta el hecho de que la responsabilidad, la solidaridad y la laboriosidad conforman una triada dialéctica, que en el plano axiológico deviene en fuente motriz del proceso de formación de valores, mientras que la dignidad constituye la célula de dicho proceso.
Palabras clave: Invariantes de Valor; Estrategia Pedagógica; Estudiantes de Estomatología.
INTRODUCCIÓN
La educación en Cuba deviene en el instrumento social por excelencia para preparar al hombre para su desempeño social, de ahí que la política educacional tiene que garantizar el derecho humano a la educación y el deber de contribuir a la formación de las actuales y futuras generaciones, con una visión social integral, concretada en el principio martiano de que: “Lo primero en política, es aclarar y prever”.(1)
Si bien es cierto que en el proceso de la educación en general intervienen la familia, las organizaciones políticas y de masas, los centros laborales, los medios de comunicación y toda la sociedad, sin embargo, la responsabilidad de la dirección de este proceso, en la formación del profesional cubano corresponde a las universidades por ser el principal centro cultural que posee la preparación científica para cumplir con esta importante misión social.
Plantea José Martí que: “Es criminal el divorcio entre la educación que se recibe en una época, y la época […] Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la vida”.(2) “La educación, pues, no es más que esto: la habilitación de los hombres para obtener con desahogo y honradez los medios de vida indispensables en el tiempo en que existen [...]”.(3)
De esta forma se asume que educar es preparar al profesional para defender exitosamente la obra creadora de la Revolución Cubana con las exigencias económicas, políticas y sociales de la etapa en que vive, sustentado en las ideas martianas sobre la educación, antes referenciadas.
En este sentido es preciso que la educación institucionalizada integre: lo cognitivo-instrumental, lo afectivo-motivacional y lo actitudinal-ideológico, desde una cultura científica capaz de guiar a los estudiantes en la búsqueda de los conocimientos necesarios para la solución de los problemas profesionales en un mundo globalizado desde posiciones neoliberales, por ello se precisa de la idea martiana que plantea que: “Puesto que a vivir viene el hombre, la educación ha de prepararlo para la vida. En la escuela se ha de aprender el manejo de las fuerzas con que en la vida se ha de luchar”.(4)
En consecuencia los objetivos que se trazan en la Educación Superior Cubana para la formación de los profesionales, tienen como fundamentos ideológicos los principios martianos y marxistas leninistas, como síntesis del pensamiento más avanzado de la época, que incluye la formación de las nuevas generaciones de profesionales en las ideas de los fundadores de la nación y los aportes de todas las generaciones que lucharon por el logro de la dignidad humana, como se expresa en la Constitución de la República de Cuba en su preámbulo: “[…] herederos y continuadores del trabajo creador y de las tradiciones de combatividad, firmeza, heroísmo y sacrificios forjadas por nuestros antecesores”.(1)
En los marcos teóricos de la presente ponencia se asume que la formación de un estudiante es entendida como: “[…] el resultado de la educación recibida, que se evidencia en una posición activa en su aprendizaje y desarrollo, así como en la actitud positiva que pone de manifiesto en aspectos fundamentales de su vida, entre ellos, la familia, el estudio, el trabajo y la patria”.(5)
Sustentado en lo anterior, en el proceso de formación del profesional cubano se identifican tres dimensiones esenciales en la política educacional del Ministerio de Educación Superior: “La dimensión instructiva, la dimensión desarrolladora, la dimensión educativa”.(6)
En su integración las tres dimensiones expresan la necesidad de preparar al profesional cubano para su desempeño en la sociedad socialista que se construye. Es por ello que el enfoque para la labor educativa que orienta la formación del profesional es integral, considerando en estrecha unidad dialéctica los aspectos cognitivos, significativos, afectivos, conscientes y de compromiso social, con el objetivo de transformar la personalidad del profesional en formación en función de los intereses que demanda la sociedad socialista.
Con ello se pretende lograr desde la formación el desempeño profesional integral que abarca, además de la preparación científica y técnica, la formación humanística, el desarrollo del pensamiento filosófico, la formación de valores éticos, morales, sociales y el compromiso para con la sociedad que garantiza la formación.
De esta forma la unidad entre la instrucción y la educación como una de las ideas rectoras principales del proceso de formación, tiene como objetivo lograr que los egresados asuman los retos de la época actual y participen activamente en el desarrollo económico y social del país, precisando así del trabajo político ideológico para su formación.
El trabajo político-ideológico por su importancia para los destinos de la patria está incluido como uno de los componentes de la Educación Superior Cubana y tiene como objetivo general: formar un profesional capaz de defender la patria permanentemente ya sea en tiempo de paz, en situaciones excepcionales, como en condiciones de desastres, lo que es avalado jurídicamente desde la Constitución de la República de Cuba en su artículo 65: “La defensa de la patria socialista es el más grande honor y el deber supremo de cada cubano […]”.(5)
Todo lo anterior con el fin de desarrollar en los profesionales en formación, sentimientos de amor a la patria, manifestados en las actitudes de cuidado y conservación de sus conquistas, en la disposición y en el accionar concreto para defenderla, sustentado en que el cubano es un hombre: “[…] sujeto de derecho […] que participa en las cuestiones de su país, que participa en el destino de su país, que participa, con todas sus responsabilidades, en la obra de la Revolución […]”.(4)
Ello se sustenta en que el verdadero hombre de derecho en la concepción cubana es aquel que: “[…] todos los días vota, porque todos los días discute y todos los días crea para su beneficio, crea para su pueblo, y todos los días se siente parte activa de la obra que está haciendo […] un pueblo entero”.(8)
Es por ello que en la formación de los profesionales cubanos en la actualidad se debe tener presente que: “[…] hoy la Revolución es una conciencia […] un sentido de la responsabilidad, del deber, un saber lo que hace, por qué lo hace y para qué lo hace […]”.(5)
Se trata entonces de fortalecer en la formación de los profesionales cubanos el sistema de valores que han caracterizado a la sociedad cubana a lo largo de su historia como muestras de un patriotismo ejemplar, del orgullo de ser patriotas cubanos e internacionalistas con un gran sentido de la responsabilidad en el cumplimiento del deber para con la patria y con la humanidad, en los que ha jugado un papel fundamental la unidad, el antimperialismo, la solidaridad, la honradez, la honestidad, el colectivismo y el espíritu de sacrificio del pueblo cubano desde el inicio de las luchas libertarias, hasta la actualidad.
Se precisa que el profesional cubano en formación aprenda a defender a la Revolución cubana siempre considerando que la defensa es una necesidad imperiosa en las condiciones de Cuba para conservar la libertad de la patria, la dignidad de los cubanos y sus más hermosas tradiciones, ideales y principios, sustentados en que: “[…] la defensa es algo que un pueblo solo puede confiar a sí mismo”.(6)
Así se plantea la necesidad de la formación del profesional, desde una perspectiva que condicione una educación permanente y científica, con una conciencia de responsabilidad social, con un perfil amplio fundamentado en una cultura integral que posibilite el acceso a la información sobre el mundo, su articulación y organización; lo que requiere de una visión global de la realidad en toda su complejidad, basada en la educación interdisciplinaria como principio para su formación.
La educación cubana ha estado inmersa en un proceso continuo del perfeccionamiento de su sistema educativo, y en particular, una de sus prioridades principales ha sido la formación de los valores que requiere nuestro sistema social, encaminado al desarrollo pleno de las potencialidades del hombre, en aras de la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
Aunque se han dado pasos de avances singulares, aún existen insatisfacciones en el proceso de formación integral de la personalidad de los estudiantes, dentro de las que se destacan:
· Insatisfacción en el comportamiento de los estudiantes en el ámbito escolar y social.
· No todos los profesores dominan el cómo desarrollar su proceso de enseñanza-aprendizaje con el propósito de formar un solo valor.
· Los profesores deben formar un número elevado de valores, pero no poseen una concepción estratégica que le permita cumplimentar dicha tarea.
Con respecto a la insatisfacción, a escala social, de los valores que ostentan hoy las nuevas generaciones y, el papel que la universidad debe asumir al respecto, Raúl Castro Ruz expresó que “La pérdida de valores éticos… puede revertirse mediante la acción concertada de todos los factores sociales… lo mismo pasa en los diferentes niveles de enseñanza, ...esas conductas en nuestras aulas son …incompatibles, hay que tener presente que … la escuela debe inculcar a los niños el respeto a las reglas de la sociedad…vivir en sociedad conlleva, en primer lugar, asumir normas que preserven el respeto al derecho ajeno y la decencia…”.(11)
En el presente trabajo las autoras pretenden, apoyadas en el carácter de sistema de los valores, verter criterios y concepciones de carácter teórico-estratégicos, del proceso de formación de valores fundamentales de los estudiantes de la carrera Estomatología, concretados en una estrategia pedagógica.
DESARROLLO
Numerosas son las definiciones que se han elaborado del concepto de valor. Las autoras al respecto consideran, que ninguna definición debe prescindir de los dos siguientes aspectos:
· Es todo lo que posee significación para el sujeto y la sociedad.
· Es un regulador conductual.
· Por la razón anterior se asume la definición de valor dada por Héctor Valdés, el cual expresa que: “están condicionados por las relaciones sociales predominantes” y “se forman en el proceso de interacción entre los hombres, y el objeto de su actividad, en la producción y reproducción de su vida material y espiritual” y que en esencia son:
· “…determinaciones espirituales que designan la significación positiva de las cosas, hechos, fenómenos, relaciones y sujetos, para un individuo, un grupo o clase social, o la sociedad en su conjunto…
· …componentes esenciales de la ideología y expresión de la cultura y la historia de una sociedad determinada y de los intereses, puntos de vista, necesidades y contradicciones de los diferentes sujetos…
· …orientadores y reguladores de la conducta” que “constituyen un sistema, pues guardan relación dinámica unos con otros”.(12)
Es conocido que los valores conforman un sistema y que todos los sistemas tienen su propia jerarquización. Ante tal situación cabe preguntarse ¿Cuál es el nivel jerárquico de los valores fundamentales, en lo relativo al orden en que deben ser introducidos en el proceso enseñanza - aprendizaje?
La respuesta a la pregunta anteriormente formulada debe inferirse de las características de dos procesos que, en el presente caso, se dan integrados: el proceso de enseñanza-aprendizaje y el proceso de formación de valores.
Como los valores son un componente del contenido, se empleará la analogía de las invariantes, que revelan una lógica jerárquica en la estructuración del sistema de conocimientos y habilidades del contenido.
Talizina entiende por invariantes “objetos nuevos muy compactos que contienen un número muy reducido de conocimientos, pero “tan poderosos” que pueden engendrar todas las variantes posibles de los objetos concretos”.(13) Por tanto, apoyado en un número reducido de conocimientos (invariantes), se puede generar, inferir el resto del sistema de conocimientos del contenido.
Autores como Álvarez(14) y Fuentes(15) tratan las invariantes, no solo como conocimiento (invariantes de conocimiento), sino también como habilidad (invariantes de habilidad). Entonces, si los valores también constituyen un componente del contenido ¿Por qué no hablar también de invariantes de valor?
Las autoras definen el concepto de invariantes de valor como un número reducido de valores cuya sistematización, en el proceso formativo, tributa a la sistematización y al desarrollo de cualquier otro valor del encargo social.
Para revelar cuáles son los invariantes de valor hay que profundizar en relación a cómo se forman los valores, pues como se definió, esos valores tributan, fortalecen el proceso formativo de cualquier otro valor y, por tanto, deben incidir en la forma de desarrollar tal proceso.
Según Baxter, para poder formar valores se requiere de “…la utilización de la persuasión como uno de los métodos fundamentales, además de la participación consciente y activa del sujeto en su propia formación, donde la realización de toda actividad tenga un significado para sí. Este proceso se facilita mediante una relación interpersonal comprometida, en una comunicación que se caracterice por un diálogo abierto y franco, donde se comparta con autenticidad y congruencia las experiencias y conocimientos de cada uno”.(16,17)
En esencia, la mayoría de la bibliografía que aborda la formación de valores (o en valores) en las instituciones escolarizadas, expresa que este proceso complejo es ante todo autoformación, y se va concretando a través de la actividad de los estudiantes, fundamentalmente comunicativa, en relaciones de carácter dialógicas, en un ambiente participativo, democrático y valorativo, en la que los alumnos se expresen con toda libertad y sin temor a la represión y, el profesor, conociendo la forma de pensar y actuar de cada uno de sus educandos, tribute, mediante la persuasión, a la corrección de las inadecuadas ideas y conductas de sus discípulos con el propósito de que estos puedan insertarse, de forma objetiva y armónica, en el contexto social.
Como la formación de cualquier valor es ante todo autoformación en la actividad humana de carácter social y colectivo, el individuo debe asumir este proceso con responsabilidad, la cual es definida como el “…cumplimiento del compromiso contraído ante sí mismo, el colectivo y la sociedad”.(18) El autor citado revela como modos de actuación de ese valor, entre otros, los siguientes: propiciar un clima de compromiso, consagración y nivel de respuesta a las tareas asignadas, manifestando en el cumplimiento de las mismas disciplina, eficiencia, calidad y rigor; promover un modo de participación democrática, donde los individuos se sientan implicados en los destinos de la familia, la comunidad, su colectivo laboral y estudiantil, y el país; sumir la crítica y la autocrítica como poderoso instrumento de autorregulación moral.
Como se puede apreciar por la definición dada del valor y sus modos de actuación, la responsabilidad incide poderosamente en el proceso de formación de cualquier otro valor, por lo que puede ser considerado como un invariante de valor.
Si la responsabilidad, según su definición y modos de actuación, revela y tributa en esencia a la actividad que ha de desplegar el individuo en el proceso de formación de cualquier valor (si es asumida en dicho proceso), se requiere entonces otro valor que se manifieste como su contrario dialéctico, al revelar y tributar en esencia a la actividad que se despliegue en el colectivo. Para que esta actividad colectiva se despliegue, se requiere de actitudes en los individuos que favorezcan la interacción grupal, por lo que el valor contrario buscado será la solidaridad, la cual es definida como el “…comprometerse en idea y acción con el bienestar de los otros, en … los colectivos …, la nación, y hacia otros países. Es estar siempre atento a toda la masa humana que nos rodea”.(18) Los modos de actuación de este valor, según el citado autor, son entre otros, los siguientes: manifestar y promover actitudes colectivistas, participando activamente en la resolución de los problemas del grupo y de la comunidad e identificándose con las causas justas que en esta se manifiestan; contribuir desde lo espiritual, al cumplimiento de las tareas colectivas, socializando los resultados del trabajo desplegado; fortalecer el espíritu de colaboración y de trabajo en equipo, desarrollando la consulta colectiva, el diálogo y el debate para la identificación de los problemas y la unidad de acción en la selección de posibles alternativas de solución. Por lo anteriormente fundamentado, la solidaridad constituye también un invariante de valor.
Se produce una contradicción dialéctica entre la responsabilidad y la solidaridad, lo cual ocurre en el proceso formativo de cualquier valor constituyendo además su fuente motriz; esta contradicción debe solucionarse en la actividad humana, y por tanto, ante la manifestación de la laboriosidad, que se define como “… el máximo aprovechamiento de las actividades laborales y sociales que se realizan a partir de la conciencia de que el trabajo es la fuente de riqueza, un deber social y la vía para la realización de los objetivos sociales y personales”.(18) Los modos de actuación de ese valor, según el citado autor, son entre otros, los siguientes: mostrar plena dedicación a la actividad laboral y social que se realiza, manifestando, en la solución de las tareas disciplina, eficiencia y calidad, enfrentando para ello los obstáculos y encontrando soluciones a los problemas presentados; sentir satisfacción por los resultados de su trabajo y su aporte social; combatir cualquier manifestación de acomodamiento y vagancia. Por lo anteriormente fundamentado, la laboriosidad constituye también un invariante de valor.
En el precedente párrafo se fundamenta que la contradicción dialéctica entre responsabilidad y solidaridad se resuelve a través de la laboriosidad. Por otra parte, la contradicción que se da entre la responsabilidad (que manifiesta en esencia la actitud del sujeto en el proceso axiológico) y la laboriosidad (que revela la esencia del propio proceso formativo en cuanto al despliegue de la actividad que requiere), se resuelve mediante la solidaridad (como esencia de la actividad colectiva); además, de forma análoga se puede fundamentar que, la contradicción entre la solidaridad y la laboriosidad se resuelve mediante la responsabilidad del sujeto. Todo ello revela que las invariantes de valor responsabilidad, solidaridad y laboriosidad constituyen una triada dialéctica, que deviene en la fuente motriz del proceso de formación de cualquier otro valor.
Existe otro valor esencial de la sociedad cubana, que acontece en negación dialéctica de la mencionada triada, pues, por un lado, en su proceso formativo toma lo positivo de los valores de responsabilidad, solidaridad y laboriosidad, requiere de su manifestación en dicho proceso; y por otro lado, en el plano axiológico representa un nivel cualitativo superior, que incorpora como casos particulares de su manifestación, los señalados valores. Este valor es la dignidad, la cual se define como: “… el respeto a sí mismo, a la patria y a la humanidad”.(18)
El referido autor señala como modos de actuación de la dignidad, entre otros, los siguientes: mantener un comportamiento ejemplar en la actividad social y en la vida cotidiana mediante la manifestación de una conducta consecuente con la ética de la Revolución cubana; mantener el proyecto de vida individual indisolublemente ligado al proyecto social y poner el talento al servicio de la sociedad; combatir toda manifestación de egoísmo, individualismo, consumismo y sumisión.
Por lo expresado en el párrafo precedente podemos inferir que la dignidad es también un invariante de valor. Más aún, la dignidad como valor, contiene a la triada dialéctica de las otras tres invariantes de valor, presupone a dichos valores y, por tal razón, él es a su vez fuente motriz del proceso formativo de valores (pues contiene a su contradicción dialéctica). Por ello podemos afirmar que ella deviene en la célula del proceso de formación de valores (o en valores). En consecuencia, pueden presentarse los invariantes de valor, como una pirámide de base triangular, en cuya base estén ubicados los valores de la triada dialéctica (responsabilidad, solidaridad y laboriosidad) y en el vértice superior se ubique la dignidad.
La formación de cualquier valor ha de realizarse con la dinámica revelada en los párrafos precedentes y, por tanto, la sistematización y el fortalecimiento de las invariantes de valor, son fuente motriz del proceso de formación de dicho valor.
El proceso de enseñanza-aprendizaje comienza por la introducción de nuevos contenidos por parte del docente y, concluida la clase, se debe dejar una tarea. Es en la próxima clase en la que, de forma natural, puede ser introducido el concepto de responsabilidad, y llevar a los estudiantes a valorar la significación social e individual del valor y de sus respectivos modos de actuación. Con posterioridad, el proceso de enseñanza-aprendizaje procede a la formación de las habilidades básicas asociadas a los contenidos introducidos, por lo cual es el momento de clarificar y valorar lo que es la laboriosidad y sus modos de actuación.
Después el proceso se encamina a resolver, con el contenido tratado, tareas de más complejidad, de carácter aplicativas o creativas; lo que requiere trabajar con cada alumno en su zona de desarrollo próximo, donde el alumno para realizar la tarea, no puede trabajar por sí solo, necesita de ayuda dada por el profesor y por los estudiantes más capacitados. Para ello se exige la aplicación de los métodos y técnicas de enseñanza productivos (participativos, grupales) y es el momento idóneo de introducir la definición y valoración del valor solidaridad y sus modos de actuación.
El valor dignidad se debe clarificar, valorar y sistematizar simultáneamente con la triada dialéctica de invariantes de valor, y ante las diferencias individuales en el cumplimiento de las diferentes tareas docentes que se han desarrollado, se le puede dar tratamiento también, a través de la crítica general a los incumplidores y la exaltación de los que más se destacan. Por otra parte, se debe introducir, de forma natural, su tratamiento como célula del proceso de formación de valores, siendo el hilo conductor en la sistematización de cualquier otro valor.
Estrategia pedagógica
Etapa 1: Planificación.
Acciones:
1. Diagnóstico del estado actual de la formación de los nueve valores fundamentales de la sociedad cubana.
2. Determinación por parte del profesor, en relación con el contenido a tratar y del diagnóstico realizado, de los valores fundamentales que pueden y deben ser sistematizados en cada clase o actividad (extradocente).
3. Redefinición de los objetivos de cada clase o de la actividad, de modo que expliciten la salida de carácter axiológico de esta.
4. Reestructuración del contenido de manera que explicite su dimensión axiológica.
5. Selección de los métodos y técnicas de enseñanza–aprendizaje de carácter participativo, que propicien la valoración e intercambio de los estudiantes sobre la significación de los valores que serán tratados en la clase o actividad.
6. Selección de los medios necesarios que propicien la salida de carácter axiológica de la clase o actividad.
7. Determinación del sistema de tareas de cada clase o actividad, que dé salida a la formación moral, así como al desarrollo de habilidades para la actividad de estudio y la comprensión lectora; de significación sustancial para la referida formación.
8. Planificación de cada clase o actividad, precisando cómo, desde el contenido de esta, se le dará salida a la sistematización de los correspondientes valores; prestando atención priorizada al desarrollo de motivos e intereses de los alumnos.
9. Evaluación a cada estudiante de su proyección axiológica en la actividad, priorizando la autoevaluación y coevaluación.
Etapa 2: Desarrollo de las clases.
En esta etapa y en la siguiente se desarrollarán los aspectos planificados en la etapa precedente.
Acciones:
· Clarificación y valoración, en las primeras clases (con la sistematización precisada con anterioridad) de los invariantes de valor.
· Sistematización, en el resto de las clases, de los nueve valores fundamentales (teniendo en cuenta los elementos ya precisados)
Se sugiere emplear los métodos problémicos y las técnicas participativas (de carácter grupal), así como los siguientes procedimientos:
Clarificación de valores: este procedimiento pretende ayudar a los alumnos a conocer lo que ellos valoran, que tomen conciencia de un conjunto de valores personales y estimular en ellos los procesos de valoración, se pueden desarrollar ejercicios que incluyan las preguntas clarificadoras, el completamiento de frases inconclusas; preguntas clarificadoras a propósito de un texto: en este caso se propone un breve texto que presente una situación conflictiva y a partir de él se discute a partir de las respuestas brindadas por los alumnos a las preguntas elaboradas previamente por el profesor.(18)
Discusión de dilemas morales: “Son narraciones breves que plantean un conflicto de valores, de manera que se presenta ante los alumnos una disyuntiva y ellos tienen que reflexionar, optar por una solución y argumentar el porqué de su elección. Su presentación puede ser a partir de la explicación oral de una historia, un vídeo, una lectura y el profesor deberá tener en cuenta las siguientes cuestiones: a) garantizar que quede claro para los alumnos el tema que se quiere discutir, b) definir el o los protagonistas, c) proponer una elección entre diferentes alternativas que conduzcan a consecuencias diferentes, d) preguntar a los alumnos qué debería hacer el protagonista y por qué, e) formular preguntas que faciliten la discusión”.(18)
Estudio de casos: consiste en la “descripción de una situación, que puede ser real o ficticia, a partir de la cual los miembros del grupo proponen soluciones que pueden ser diferentes, este tipo de procedimiento posibilita el análisis, clarificación y búsqueda de soluciones concretas y realistas, de igual manera hace que los alumnos adquieran habilidades para la toma de decisiones”.(18)
Comentario crítico de textos: “…Supone el desarrollo de capacidades para la comprensión que permita captar la complejidad de las situaciones concretas, aquí se da un proceso de entrelazamiento entre lo teórico y lo práctico-moral. Puede realizarse a través del análisis de conflictos, los docudramas o discusión de noticias periodísticas, igualmente emplearse cuentos o novelas que planteen conflictos y que permitan a los alumnos discutir sobre los personajes, sobre sus acciones, metas e intenciones u otras cuestiones que se decidan por el profesor”.(16)
Autorregulación de la conducta: pretende “… atender la conducta moral, supone el esfuerzo de los individuos por controlar la conducta propia, de manera que logren hacer coincidir sus juicios y sus acciones morales, es decir, que logren que sus hábitos de conducta sean una derivación de sus criterios de valor. Este propósito exige de un trabajo educativo sistemático y pone al individuo en relación consigo mismo a través de la traducción que él debe hacer de sus criterios de valor en normas de su conducta en un proceso que le permita modificar los objetivos que inicialmente se planteó cuando estos no permitan que fluya una manera de ser valiosa”.(18)
Análisis de valores y análisis crítico de la realidad: “Posibilita la investigación de problemas de carácter social, la clarificación de conceptos, así como el debate y las discusiones dirigidas hacia determinados temas previamente seleccionados por alumnos y profesores”.(18)
Etapa 3: Desarrollo de actividades extradocentes
Estas actividades se desarrollarán en la escuela o la comunidad, con los alumnos del grupo y dirigidas por el docente. Requerirán de la creatividad del profesor en la planificación y desarrollo de las mismas, con el propósito de sistematizar y evaluar (privilegiando evaluación y coevaluación) los modos de actuación de los valores que serán objeto de las mismas. Deben tener carácter sistémico. Se sugiere emplear en ellas los procedimientos sugeridos en la etapa anterior.
Acciones:
1. Sistema de acciones de carácter grupal centrada en la valoración de valores (se sugiere aplicar, además de los procedimientos ya sugeridos, técnicas de trabajo grupal tales como mesa redonda, paneles, plenarias y otras).
2. Sistema de actividades político-ideológicas, laborales, culturales, deportivas desarrolladas por los alumnos bajo la orientación y guía del docente (aquí lo importante es evaluar el grado de desarrollo de los modos de actuación de los estudiantes). En la educación superior desempeña un rol importante en esta dirección, el proyecto educativo del grupo.(19,20,21)
Etapa 4: Evaluación
Se evaluará el conocimiento que cada estudiante posee de las definiciones y modos de actuación de cada valor fundamental de la sociedad cubana; así como de la manifestación de los referidos modos de actuación en cada actividad y después de concluido cada semestre.
Acciones:
1. Autoevaluación.
2. Coevaluación.
3. Encuesta a los estudiantes para comprobar la clarificación que estos poseen de los valores y sus modos de actuación.
4. Observación de las actividades desarrolladas por los estudiantes.
5. Evaluación integrada, de cada estudiante y del grupo, elaborada por el docente en correspondencia a las anteriores acciones.
Etapa 5: Perfeccionamiento
Sobre la base de los resultados constatados en la etapa precedente, el maestro se proyectará en aras de perfeccionar el proceso de desarrollo y formación de los valores fundamentales de la sociedad cubana, lo cual implica la perfección de lo que se realiza en las anteriores etapas y, si es necesario, en cada una de sus acciones.
Acciones:
1. Valoración de la evaluación integrada realizada en cada trimestre, semestre y año.
2. Determinación de los avances e insuficiencia en la formación axiológica de los alumnos y de las fortalezas y debilidades del trabajo realizado al respecto, por el docente.
3. Determinación del plan de medidas para perfeccionar el proceso formativo de los valores en los estudiantes.
Se concluye que el proceso de formación de valores en la educación de los estudiantes de la carrera Estomatología define como invariantes de valor a la responsabilidad, solidaridad, laboriosidad y dignidad; los tres primeros constituyen una triada dialéctica que deviene en la fuente motriz del proceso de formación de cualquier valor, mientras que el último, en el que subyace en su seno dicha fuente motriz, constituye la célula del referido proceso. La estrategia pedagógica elaborada, facilita a los docentes de la carrera Estomatología la organización del proceso formativo de sus estudiantes, con el propósito de tributar a la formación o el desarrollo de valores, de una manera sistémica, flexible, participativa y gradual; incluyendo dentro de ella tanto la dimensión académica, como la extradocente.
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CONFLICTO DE INTERESES
Los autores declaran que no existe conflicto de intereses.
FINANCIACIÓN
Los autores no recibieron financiación para el desarrollo del presente artículo.
DECLARACIÓN DE AUTORÍA
Conceptualización: Rosa María Montano-Silva, Yoneisy Abraham-Millán.
Investigación: Rosa María Montano-Silva, Yoneisy Abraham-Millán, Bárbara Zenaida Pérez-Pérez.
Curación de datos: Yoneisy Abraham-Millán.
Análisis formal: Rosa María Montano-Silva, Bárbara Zenaida Pérez-Pérez.
Metodología: Rosa María Montano-Silva, Yoneisy Abraham-Millán.
Redacción – borrador original: Rosa María Montano-Silva.
Redacción – revisión y edición: Yoneisy Abraham-Millán.